El blog de Oscar con G: Pic de Puigpedrós (2.914 m)

Como la Semana Santa ha sido algo inestable en cuanto a climatología, no es fácil decidirse por una zona concreta. Finalmente apostamos por el Puigpedrós en la Cerdanya catalana, una ruta sencilla pero con unas vistas espectaculares, que nos permiten contemplar desde su cima, el Cadí, el Ariege y toda la zona fronteriza, tanto francesa como andorrana.

Hay que llegar en coche por la N-260 hasta Meranges y comprobar el estado de la pista que sube hasta el refugio de Malniu. En esta ocasión, está limpio todo el tramo asfaltado, donde podemos dejar el coche o avanzar 300 metros más por pista sin asfaltar, donde una cadena impide el paso de vehículos (1.950 m). Desde aquí podemos seguir caminando por la pista que nos llevará al refugio en 4 km o mejor, subir directamente por el sendero del torrente de Foguerades.

Empezamos con esquís en la mochila y en 10 minutos ya encontramos nieve continua, pero decidimos continuar hasta el refugio, donde llegamos en 30 minutos. Ponemos las pieles y empezamos a foquear siguiendo el GR-11, claramente marcado por huellas de esquís y raquetas. Lo dejamos a una altura aproximada de 2.350 m, para seguir en dirección NNO por el Serrat de les Perdius Blanques hasta alcanzar el Pic de les Molleres (2.752 m) y planear en dirección ONO hasta alcanzar la cima del Puigpedrós (2.914 m).

El día soleado acompaña, así que podemos contemplar por el Sur la Tossa d’Alp (2.536 m) y la Sierra del Cadí, donde destaca el Comabona (2.554 m). A 30 Km y en dirección SE, podemos ver el Puigmal (2.910 m). Hacia el Norte y en la otra vertiente del valle de Campcardós, vemos el Pic de la Fontnegra (2.879 m) y un poco hacia el Oeste, el Pic d’Envalira (2.821 m).

El descenso lo haremos tomando como referencia las trazas de subida, pero buscando siempre las mejores palas. La nieve dura con una capa de 5 centímetros ya transformados, nos permiten disfrutar más de lo esperado, incluso por algún tramo de bosque, que nos llevará directamente al refugio. Desde aquí, seguimos descendiendo por el torrente, pero entrando en el bosque para esquivar un par de tramos pelados, hasta que la nieve desaparece. Desde aquí, en menos de 10 minutos y con los esquís en la mochila, llegamos al coche, muy satisfechos y compensando la sensación agridulce que nos quedó en el Pico de Norís.