miércoles, 6 de abril de 2011

Gracias, Berlusconi

Gracias Berlusconi, por enseñarme lo que es la política de verdad, por hacerme ver lo podrida que está en toda Europa y por mostrar públicamente las vergüenzas de los mismos que te critican.

Para entender algunas funciones matemáticas es necesario estudiar sus puntos máximos o mínimos, porque en ellos podemos analizar el comportamiento de esa función. El mismo razonamiento nos sirve para ciertos comportamientos sociales, que necesitamos analizar desde un punto de vista de máximos, incluso llevados al absurdo, para comprender lo estúpido que puede llegar a ser cierto comportamiento o norma.

Un par de ejemplos de sucesos recientes, algo banales, pero válidos para comprender mi teoría. En las carreras de F1, las órdenes de equipo están prohibidas. Es una norma tan absurda, que muchos equipos han solicitado que se retire, pero mientras la FIA no se decide, los equipos han inventado códigos internos que los pilotos deben interpretar como órdenes. Frases como ‘deberías ahorrar combustible’, indica al piloto que va por delante que debe disminuir el ritmo para que su compañero pueda adelantarle, así que de facto, las órdenes de equipo existen.
La cuestión es que la escudería Ferrari decidió dar un paso adelante y en el Gran Premio de Alemania, dio una orden de forma ‘muy descarada’ para que el piloto Fernando Alonso pudiera adelantar a Felipe Massa. La frase fue: ‘Alonso es más rápido que tú, confirma que has entendido el mensaje’. Al finalizar la carrera, Alonso hizo ‘teatro’ preguntando a Massa que le había ocurrido, generando una situación tensa, incómoda y ridícula, pero al conseguir los puntos cedidos por Massa, se colocó en lucha directa por el campeonato del mundo.
El revuelo fue sonoro y la FIA decidió sancionar a Ferrari con una multa de 100.000 dólares. El jefe de equipo, Sttefano Dominicali, declaró en los medios, que no habían sido órdenes de equipo sino una explicación a sus pilotos de una situación puntual de carrera (todavía se deben estar meando de risa…). Ferrari nos hizo ver un problema que adulteraba las carreras y que todos conocían, la cuestión era que los equipos podían saltarse la norma, siempre que no lo hicieran de forma descarada y notoria.


El otro ejemplo hace referencia al juego sucio utilizado por José Mourinho. El Real Madrid se enfrentaba al Ajax en Holanda y una vez encarrilado el encuentro con un 0-4 y la clasificación para octavos en el bolsillo, el entrenador dio la orden para que Xabi Alonso y Sergio Ramos se ‘hicieran expulsar’ y llegar así ‘limpios’ a la siguiente ronda. La imagen de los jugadores mientras se pasaban el mensaje de boca en boca, como si del juego se tratara, y la posterior pérdida de tiempo, fueron muy evidentes. En este caso, Mourinho también hizo ‘teatro del bueno’, protestando de forma efusiva ante la decisión del árbitro de expulsar a los jugadores.
Esta situación, también generó un revuelo notorio y la FIFA decidió sancionar a los dos jugadores con un partido y una advertencia para que lo ocurrido no volviera a suceder. Muchos criticaron la actitud de los jugadores y de su entrenador (que todavía se deben estar meando de risa), pero lo cierto es que pusieron en boca de todos, un problema que el reglamento no contempla y de nuevo los equipos pueden saltarse la norma, siempre que no lo hagan de manera descarada y notoria.


Estos dos ejemplos muestran como, igual que el la política, lo importante no es lo que hacemos, si no como lo  hacemos.

Volviendo con Berlusconi, seguramente es el mejor vendedor del mundo (con permiso de Bill Gates). En España se dio a conocer como presidente de la cadena Tele5, dando un nuevo ‘enfoque’ a la televisión y con una frase celebre: ‘soy capaz de vender lo que quiera’. Y así fue. Nos bombardeó con unas ‘mama chichos’ que anunciaban un ‘cacao maravillao’ y yo llegué a ver amas de casa, solicitando el producto a una cajera del súper.

Berlusconi es el hombre más rico de Italia (70º en la lista Forbes), por lo que tiene en el bolsillo el poder del dinero. Como primer ministro, cuenta con el poder legislativo y el ejecutivo, que maneja a su antojo, cambiado las leyes a su medida para dominar el poder judicial. Entre las cadenas públicas y privadas, domina el 85% de la audiencia televisiva, con lo que también maneja el poder mediático. Desde este punto de vista, se comprende mejor porque nadie puede desbancarle.
Es un fenómeno mediático capaz de hipnotizar a las masas, presentándose como ‘uno de vosotros’, admitiendo públicamente vicios menores. Dice, ‘me gustan las mujeres, como a vosotros’, ‘no me gusta pagar impuestos, como a vosotros’, etc. Así consigue embaucar a los italianos, que finalmente le consideran ‘uno de los nuestros’. Otra vez, teatro del bueno.

Distraído el personal, abusa del poder en beneficio propio. Ha tenido tantos juicios, que es difícil encontrar información de todos ellos, pero destacan las acusaciones de fraude, soborno, abuso de poder, prevaricación, cohecho y corrupción… Política en estado puro con estilo de senador romano. Los esquivó elaborando una Ley de Inmunidad, que más tarde derogó el Tribunal Constitucional. Pero todo tiene un límite y parece que se ha traspasado con las acusaciones por incitar a la prostitución y abuso de menores. Esta vez el tribunal está compuesto por tres mujeres, que son difíciles de comprar. Práctica muy utilizada por Berlusconi, acostumbrado comprar testigos, abogados y jueces, con coches, apartamentos o incluso cargos políticos (caso Mara Carfagna, Ministra de Igualdad).

Veremos si esta vez, los tribunales pueden tumbar al hombre más poderoso de Italia, que niega lo evidente, declarando que todo es una estrategia de la izquierda para apartarle del poder (todavía se debe estar meando de risa). Una vez más se demuestra que se pueden romper las normas, siempre que no se haga de manera descarada y notoria. Este sistema político está algo más avanzado que el nuestro, pero todo llegará, así que de nuevo, gracias Berlusconi por abrirme los ojos y hacerme entender la esencia de la política. Creo que Italia se te ha quedado pequeña y deberías auto-nombrarte Emperador de Europa.


Me niego a formar parte y a doblegarme ante un poder político totalmente ineficaz, incompetente y amigo de dictadores, por tanto, corrupto por naturaleza. Así que pienso seguir viviendo a mi manera y con mis normas. Sólo te pido que si me despisto invadiendo tu propio espacio de libertad, me avises para tomar las medidas oportunas.



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