jueves, 10 de marzo de 2011

HUELGAAAA!!

Terminal nueva de Barcelona sobre las 6h de la mañana. Me dirijo hacia la puerta de embarque por la rampa que lleva al segundo piso. Un grupo de unas 5 personas, hablan apartadas. La escena recuerda la típica charla de taxistas esperando clientes en la parada. Comentamos que parecen sindicalistas y que algo se está cociendo. Unas semanas más tarde, leo la noticia en la prensa. César Revuelta, secretario general de la sección sindical de CC.OO. anuncia una huelga a partir de Semana Santa, si el gobierno no rectifica sus planes de privatización en la gestión de los aeropuertos.

Por eso me pregunto, hasta que punto un colectivo tiene el derecho de imponer su voluntad, pasando por encima incluso de los míos. Aprendimos con la última huelga de controladores aéreos, que en este país las vacaciones son sagradas. Podemos hacer una huelga de transporte que paralice el país, siempre que no se haga en época de vacaciones, porque entones, somos capaces de enviar el ejército y decretar un estado de alarma. Muy coherente, si señor. Pero en este caso, CC.OO. ya sabe a lo que se enfrenta y avisa con antelación. A mi me parece un farol y se me hace muy difícil creer que sean capaces de volver a fastidiarme las vacaciones, aunque el daño en el sector ya está hecho, sobre todo para los extranjeros que tienen que decidir ahora si nos dejarán su dinerito en forma de jarra cervecera vacía.

Por otro lado, el motivo de las protestas, tampoco lo entiendo. Dicen que AENA es de todos, pero qué más da si la gestión es pública o privada? Lo que queremos los usuarios es un servicio eficaz y eso no depende de que la empresa que lo gestiona sea pública o privada, depende de la competencia que tenga. Por eso creo que lo importante es que varias empresas puedan competir por ofrecer el mejor servicio, porque es la única manera de que se ocupen realmente de dar la mejor atención al cliente.
Cuando Telefónica era de todos, yo lo único que veía de la empresa era una factura. No seré yo quien defienda las bondades de Telefónica, pero ahora podemos permitirnos un teléfono móvil y casi todos podríamos pagar una línea ADSL. Eso es sólo fruto de la competencia.

Ya no vivimos en el siglo XX y los sindicatos tienen que ponerse al día, tanto en el lenguaje como en las formas. Se me ocurren otras maneras de presionar económicamente a la empresa sin fastidiar a los usuarios que no tienen culpa de sus problemas. Por ejemplo, si queremos hacer presión para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores del metro, podrían dejar las puertas abiertas. Económicamente, hace más daño a la empresa porque tiene que cubrir todos los sueldos y gastos como una jornada laboral normal, pero no recibe ingresos. Tal vez encontremos alguna traba legal, pero la policía en su día ya hizo algo parecido anunciando que se negaban a poner multas como medida de presión. Una medida efectiva que contó con todo el apoyo ciudadano, claro.

Una enfermera proponía hoy en una carta al director de un periódico, una huelga que implica desatender a los trabajadores de AENA, puesto que este colectivo ha fastidiado sus vacaciones. Genial!!!


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